
Entrevista: Coordinadora Fondo Común, Antonia Madrid.
Una nueva integrante se sumó en noviembre al equipo ejecutivo de Fundación Lepe. Se trata de Antonia Madrid, Socióloga de la Universidad Católica que llegó a trabajar de lleno al programa de Fondo Común como su coordinadora. Ha trabajado en distintas ONG, organizaciones sociales y en el Servicio Público.
Quisimos conocer más de ella, de sus motivaciones para integrarse a Fundación Lepe, de los desafíos que veía al futuro, lo que opina sobre el Desarrollo Regenerativo, entre otras cosas.
¿Qué fue lo que te llamó la atención para querer sumarte al equipo de la Fundación?
Mi interés en sumarme al equipo de la Fundación nace del trabajo que realizan con organizaciones de base a través del Programa Fondo Común y el Programa Vivo Curimón. La Fundación surge como una alternativa de apoyo para que estas organizaciones desarrollen sus proyectos, que nacen desde sus necesidades y son pertinentes a la realidad en la que habitan. La posibilidad de poder conocer estos proyectos y la contribución que hacen en sus territorios, como el poder apoyar a las organizaciones que están detrás de ellos, es lo que más me motivó para asumir el desafío de Coordinadora del Fondo Común.
¿Qué ha significado para ti conocer Fondo Común y sus proyectos?
Ha sido una experiencia inspiradora; principalmente por los equipos que están detrás de cada uno de estos proyectos. Son equipos que conocen la comunidad de la cual son parte, son capaces de hacer redes y trabajar de manera colaborativa con otros y que, realmente, logran incidir y mejorar las condiciones de vida de las personas a través de sus proyectos.
Por ejemplo, está el caso de Porotarium, quienes están, junto a huerteras recuperando la diversidad de porotos de la región de la Araucanía. O la Cooperativa LADISTRI quienes gestionan una red de abastecimiento para más de 100 núcleos familiares, conectándolos con productores locales y disminuyendo costos de alimentación. Y así, podría seguir describiendo a cada uno de los proyectos y sus impactos.
¿Cuáles son los desafíos que tienes pensado para los proyectos de Fondo Común?
Son varios los desafíos con el proyecto Fondo Común. El primero, se vincula con el apoyo que podemos brindar como Fundación Lepe a las ocho organizaciones que se adjudicaron el Fondo Común 2021 y que, durante el 2023 estarán cerrando sus proyectos. Creemos que en conjunto con ellas, podemos proyectar cómo avanzar en la sostenibilidad de sus proyectos y evaluar alternativas para visibilizarlos y replicarlos.
Un segundo desafío, se relaciona con la convocatoria del Programa Fondo Común para el 2023. Para el próximo año, el programa contará con un nuevo enfoque: el desarrollo regenerativo. Este giro nace de la inquietud de las organizaciones con las que trabajamos, ya que en la últimas versiones 2019 y 2021 de FC, un importante porcentaje de organizaciones postularon proyectos que tienen que ver con soberanía alimentaria, gestión hídrica, soluciones basadas en la naturaleza, economía circular, turismo responsable y sustentable.
Es clave que, como equipo, preparemos la postulación de FC 2023 bajo estos nuevos lineamientos, manteniendo su sello comunitario, de colaboración e impacto social. Queremos, además, ser capaces de llegar a lugares del país donde no hemos logrado llegar.
¿Qué es para ti el desarrollo regenerativo?
Para mí, el desarrollo regenerativo es un enfoque; una forma de reflexionar, repensar y llevar a la acción la forma en que el ser humano se vincula con la naturaleza y sus distintos ecosistemas. El desarrollo regenerativo apunta a lograr un equilibrio entre los pilares sociales, ambientales, económicos, político, ético y cultural de este vínculo naturaleza/ser humano.
El desarrollo regenerativo, transformado en acción, es una de las vías que nos permitirá construir alternativas de mitigación, adaptación y regeneración frente a urgencia climática. Para construir estas soluciones, son claves las comunidades y organizaciones ya que son ellas quienes responden de manera más eficiente e innovadora a estos desafíos.
¿Qué destacarías durante este tiempo trabajando en la Fundación?
Destacaría dos cosas. La primera es el equipo humano: un equipo de mujeres con gran capacidad técnica, quienes tenemos que aprender muchísimo las unas de las otras y por las que me he sentido muy bienvenida.
Lo segundo, es la posibilidad de poder aportar en este proceso de cambio que está viviendo la fundación y que impactará en los programas que desarrollemos junto a las distintas organizaciones de base en Chile. Este proceso de cambio, como todos, permite crear y poder avanzar como fundación en un modelo que responda a las necesidades de las comunidades y su capacidad de resiliencia y adaptación frente al cambio climático.