Llega un nuevo 22 de marzo y otra vez nos encontramos frente al recordatorio sobre la importancia del agua; no sólo para el ser humano sino también para la diversidad de seres vivos que co-habitan este planeta Tierra y para regenerar caminos de paz.
Este día tan importante para la vida, nos convoca a tomar conciencia -hoy más que nunca- de los diversos desafíos que enfrentamos y que requieren de medidas urgentes para resguardar la calidad y cantidad de agua, así como la conectividad que requieren estos ecosistemas para garantizar la mantención de la biodiversidad acuática y bienestar humano.
Nuestro bienestar depende urgentemente de la toma de conciencia del ser humano en sus diversas decisiones, considerando por ejemplo que el 84% de la biodiversidad de los ríos ha disminuido y el 80% de la superficie de humedales se ha perdido. Debemos trabajar por la seguridad hídrica y suministro de agua, protegiendo hábitats para la biodiversidad, los cuales generan fuentes de alimento, regulación del clima y control de inundaciones.
Hay cifras que no debemos olvidar: si bien el agua cubre el 70% de la tierra, solo representa un milésimo del volumen del planeta y por tanto los mares y océanos corresponden sólo al 0,023% de la masa total del mundo. Del total de agua un 2.5% corresponde a agua dulce. De este porcentaje, 69,7% corresponde a glaciares, 30% a acuíferos y 0,3% a ríos y arroyos. Sólo el 0,007% del agua del planeta está disponible para el consumo humano.
A lo anterior, se suma el actual escenario social de Chile, caracterizado por una alta conflictividad hídrica. Desde 2022 contamos con 127 conflictos ambientales de los cuales un 44% están relacionados con recursos hídricos. Más de 30% de las comunas del país se encuentran con decretos de escasez hídrica, además de los vacíos en cuanto a políticas públicas, contexto en el cual, la OCDE -tras su tercera evaluación de desempeño ambiental a Chile- recomendó realizar una reforma integral de la asignación de agua e introducir instrumentos económicos para la gestión de este recurso para hacer frente a la profunda crisis hídrica que aumenta los conflictos sociales.
En esta diversidad de marcos complejos vinculados a la crisis hídrica, este 2024 Naciones Unidas, además de proponer un trabajo de “agua por la paz”, asegura que cuando “cooperamos en materia de agua, creamos un efecto en cascada positivo, promoviendo la armonía, generando prosperidad y fomentando la resiliencia frente a los desafíos comunes”; escenario que hemos podido presenciar desde Fundación Lepe, a través de proyectos de diversas organizaciones que hemos apoyado desde nuestro programa Fondo Común y que se están trabajando colaborativamente en el territorio, regenerando aguas y ecosistemas claves para la vida.
Parque Urbano el Bosque (Valdivia) ha colocado en valor la relación entre bosque, humedales y educación. Fundación Un Alto en el Desierto (Coquimbo) es la primera red de cosechadores y reutilizadores de agua de Chile enfrenta la sequía y la desertificación principalmente en la región. Somos Cuenca: habitantes del Biobío (Biobío) han generado vínculos cooperativos entre distintas organizaciones territoriales de la cuenca con el fin de proteger y restaurar el medio ecológico y la biodiversidad de la localidad, desde la montaña al mar. Fundación Lican (Tirúa) trabaja por la restauración ecológica de predios con fuentes de agua natural, con acciones colaborativas y comunitarias que permiten restaurar con especies nativas y proteger el perímetro de varios predios y sus fuentes de agua, beneficiando a más de 20 familias. Esto, además de acciones que estimulen la cultura de la protección y la conservación del medio natural entre los y las beneficiarias. Asociación de Usuarios y Consumidores de Chiloé (Ancud)creó la Red Comunitaria de Aguas de Nal Alto que implementó un innovador sistema de abastecimiento comunitario de agua que trae grandes beneficios los vecinos y servicios públicos de la localidad, logrando abastecer a la totalidad de sus habitantes con agua potable y dejando de depender a los camiones aljibe para acceder a este vital elemento.
En la región de Aysén, Descubriendo SpA (Cochrane), a través del proyecto el “Río Con-Voca”, busca fortalecer el lazo comunitario en torno al río para el beneficio del ecosistema. Este proyecto innovador se sustenta en acciones de educación ambiental, diseño participativo, turismo responsable y una sólida gobernanza, buscando crear un impacto positivo y duradero en la región. Por otra parte, en la región Metropolitana, un grupo de jóvenes vecinos del sector de Talagante crearon Frente de Río, que impulsó el sendero ecológico humedal urbano Mapocho Talagante, un lugar en la rivera del río lleno de biodiversidad y que estaba siendo mal utilizado para dejar escombros y basura. Gracias al apoyo municipal y de diversas organizaciones, pudieron hacerlo. Hoy seguirán reforestando el sector con especies nativas a través del método miyawaki, involucrando a la comunidad en el proceso y a diferentes grupos de interés facilitando prácticas de desarrollo integral y reconexión con la naturaleza. Finalmente, y no menos importante, Organización por la Restauración Ecológica Villa Alemana (Región de Valparaíso) trabaja restaurando y fortaleciendo el ecosistema del Parque La Reserva de Peñablanca mediante la aplicación de técnicas de captación e infiltración de aguas y la ejecución de iniciativas de fortalecimiento de las capacidades comunitarias medioambientales.
¡Hay evidencia, es posible regenerar en comunidad este elemento AGUA, tan vital para la VIDA!
Crédito foto: @descubriendo.cochrane