Esta iniciativa del programa Vivo Curimón de Fundación Lepe, ya ha beneficiado a más de 300 niños y jóvenes de los centros educacionales de la zona, fomenta la conciencia socioambiental y el conocimiento del patrimonio biocultural en el Valle del Aconcagua mediante actividades educativas al aire libre en el Cerro San Francisco de Curimón.
En los últimos años, la educación ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de una sociedad en constante cambio. En un mundo donde la tecnología, las pantallas y las redes sociales dominan la atención de niños y jóvenes, se hace cada vez más urgente implementar nuevas metodologías educativas que contrarresten estos efectos. Según la OCDE, los niños y adolescentes chilenos pasan un promedio de siete horas al día frente a las pantallas, lo que puede afectar negativamente su salud física y mental, así como su rendimiento académico y desarrollo social.
Frente a este panorama, se vuelve crucial buscar alternativas que fomenten el aprendizaje activo, experiencial y el contacto con la naturaleza. Es en este contexto que surge el Aula al Aire Libre, una iniciativa del programa Vivo Curimón, impulsado por Fundación Lepe. Este programa tiene como objetivo principal fortalecer el conocimiento del patrimonio biocultural del Valle del Aconcagua en estudiantes y la comunidad educativa. Mediante el Aula al Aire Libre, se busca fomentar la conciencia socioambiental de la comunidad a través de actividades educativas al aire libre, y de esa manera, potenciar el proceso de enseñanza y aprendizaje de las personas utilizando el Cerro San Francisco en Curimón, como espacio educativo, trasladando las experiencias de aprendizaje a un espacio abierto fuera de una sala de clases tradicional, haciendo que el contacto con la naturaleza sea protagonista en el aprendizaje.
Según explica la coordinadora del programa Vivo Curimón, Dazma Guzmán, Aula al Aire Libre busca promover y difundir el rico patrimonio biocultural del Valle del Aconcagua. A través de actividades educativas, se espera que la comunidad adquiera un conocimiento profundo y valoración por su entorno natural y cultural. “El Aula al Aire Libre ofrece un espacio educativo en el que fomentamos el amor por la naturaleza y cuidado del entorno, y también de nosotras(os) mismos como seres que hacemos parte de este gran sistema vivo e interdependiente. El aula no solo fortalece la parte académica con los contenidos que compartimos, sino que también aporta al desarrollo de habilidades blandas. Ver a las niñas, niños y jóvenes compartir sus conocimientos, explorar, reírse y jugar en entornos naturales es algo que no tiene comparación, nos enriquece a todos”
“Hemos establecido alianzas estratégicas con centros educacionales de Curimón y el Valle del Aconcagua que nos han permitido fomentar la participación activa de la comunidad educativa y el intercambio de conocimientos. Las actividades del Aula al Aire Libre se integran al currículum nacional de educación, fortaleciendo los aprendizajes impartidos en las escuelas. Esta vinculación asegura que los estudiantes reciban una educación integral y contextualizada” explica la coordinadora.
Durante el primer semestre de este año, el Aula al Aire Libre trabajó en colaboración con varios centros educacionales como la Escuela Carmela Carvajal, el Jardín Infantil Conejitos Saltarines, la Escuela de Lenguaje Curimón y el Liceo San Esteban, donde se realizó un trabajo colaborativo con los directores, jefes de área y profesores, desarrollando las actividades en conjunto. El resultado de este esfuerzo fue la participación de más de 300 niños y jóvenes, de preescolar, educación básica y media, en las actividades del Aula al Aire Libre. Estos estudiantes tuvieron la oportunidad de aprender y conectarse con su entorno natural de una manera significativa y práctica, donde aprendieron de aves e insectos, de la flora del Cerro, cultura e historia local, del río y geografía del Valle del Aconcagua, entre otras cosas.
Para Martina Nieto, alumna del 2do. medio C del Liceo San Esteban, vivir el Aula al Aire Libre fue una experiencia que la marcó y que llevará, junto a su curso, como un recuerdo importante. “El trabajo que hicimos junto al Aula al aire libre comenzó por etapas. Primero planificamos y después fuimos al río… lo conocimos, pudimos ver la biodiversidad que hay alrededor de él, aprendimos a reconocer especies que hay en nuestra zona. Esto es lo principal de esta colaboración: ver la importancia de nuestro Río porque sin Río no hay valle. Lo que más me gustó es que se están haciendo bonitas iniciativas para mantener el patrimonio natural de este lugar y que nos quedemos con un pedacito de eso. En nuestra actividad vimos y escuchamos el entorno y además realizamos, junto a la municipalidad, una limpieza del lugar”.
Un aspecto destacado de estas experiencias es la colaboración de diversos actores. Facilitadores turísticos, monitores, profesores, padres y madres que acompañan a los niños, niñas y jóvenes, no solo por motivos de seguridad, sino también para complementar la experiencia con sus conocimientos. Esta sinergia enriqueció las actividades y aseguraron un entorno de aprendizaje confiable y diverso. “Para mi participar del Aula fue algo muy importante. Ver cómo los niños tenían este espacio diferente de aprendizaje me hizo recordar mi infancia cuando hace 30 años atrás yo venía al cerro con mi colegio pero en una visita más recreativa y de paseo. Esta experiencia me dejó muy contento y agradecido” comenta Damián Cortés, monitor de la iniciativa.
Beneficios de la enseñanza en el exterior
Según la UNESCO, la educación ambiental al aire libre es un proceso que busca desarrollar una población mundial consciente y preocupada por el medio ambiente. Este tipo de educación tiene múltiples beneficios, entre los que se encuentran: mejora de la atención, reducción del estrés, mejora de la autodisciplina y control de impulsos, incremento del rendimiento académico, aumento de la motivación e interés, mejora del estado físico y fortalecimiento de las relaciones sociales.
De acuerdo a lo experimentado por la profesora Lorena Cure, docente de la especialidad de turismo del Liceo San Esteban, la experiencia vivida por los alumnos en el Aula al Aire Libre fue extraordinaria. “Quienes ganan con esto son los estudiantes. El programa Aula al Aire libre les permitió mirar el Valle desde otra perspectiva… les permitió ver de donde son, salir y ver hacia dónde quieren ir. Se generó una identificación con el territorio. Valoraron lo que tienen, lo que los rodea y se dieron cuenta de la importancia de quererlo y cuidarlo. Todo el trabajo fue colaborativo, todos participaron -alumnos y docentes- y generó una ebullición de creatividad”.
Por su parte, el empresario turístico del Valle del Aconcagua, Franz Röber, quien también participó como monitor enfatizó que “el aporte que hace este programa es muy beneficioso, sobre todo para los alumnos más grandes ya que tienen la posibilidad de darse cuenta de la actividad que están desarrollando, tiene la posibilidad de ver cosas que no han visto antes y para ellos significa relacionarse con la naturaleza y ver también el daño que nosotros, como seres humanos, hemos hecho en ella, los que los hace comprometerse para restaurar esto. También han aprendido un montón de historia y geografía del territorio”.
El Aula al Aire Libre del programa Vivo Curimón de Fundación Lepe es una iniciativa ejemplar que no solo fortalece el conocimiento del patrimonio biocultural, sino que también fomenta una conciencia socioambiental esencial para el desarrollo sostenible. A través de actividades educativas en el Cerro San Francisco de Curimón y la colaboración con centros educacionales, esta iniciativa está creando un impacto positivo en la comunidad del Valle del Aconcagua, preparando a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos ambientales de manera informada y proactiva.