La crisis climática ha dejado una impronta significativa en los sistemas alimentarios a nivel global, desencadenando efectos adversos que amenazan la seguridad y sostenibilidad de la producción de alimentos. En Chile, 34 familias trabajan en torno a la agricultura campesina para resguardar la calidad y biodiversidad de las semillas. Ellos conforman la cooperativa Semilla Austral.
El aumento en las temperaturas, cambios en los patrones de lluvia y eventos climáticos extremos han desafiado la capacidad de los agricultores para cultivar y cosechar de manera consistente. Estos impactos, exacerbados por la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo, plantean una seria amenaza para la seguridad alimentaria mundial.
La preservación y cuidado de las semillas aportan como estrategia fundamental para mitigar los impactos negativos de la crisis climática en los sistemas alimentarios. Las semillas, como auténticas fuentes de vida, representan la base esencial de la diversidad de cultivos que sustentan nuestras comunidades y economías. Reconocer su importancia y salvaguardarlas se convierte en un acto crucial para garantizar la resiliencia de los sistemas alimentarios frente a los desafíos climáticos y ambientales.
Las semillas tradicionales, adaptadas a condiciones específicas y transmitidas de generación en generación, albergan no solo la promesa de cosechas abundantes, sino también la riqueza genética necesaria para enfrentar condiciones climáticas cambiantes.
Es en este contexto que surge Semilla Austral, una cooperativa comprometida con la preservación de semillas tradicionales en Chile que busca preservarlas, no solo por el valor intrínseco que poseen como portadoras de la vida vegetal y memoria climática-cultural, sino también por su papel fundamental en la seguridad alimentaria y la biodiversidad agrícola.
Valentina Vives Granella, socia fundadora y actual gerenta de la Cooperativa Semilla Austral, relata que el impulso inicial surgió después de conocer el trabajo de las redes y organizaciones guardianas de semillas en América Latina, en 2012. Especialmente el de la Red de Guardianes de Semillas de Ecuador quienes han resultado tremendamente inspiradores con su creativa labor, compromiso y constancia. Estos encuentros y la inspiración proporcionada por otras organizaciones de agricultores ecológicos fortalecieron la convicción de crear una entidad centrada en la preservación de semillas y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. “La cooperativa nace gracias a la iniciativa de un pequeño grupo de socias y socios fundadores, quienes comparten la visión agroecológica y la misión de recuperar, mantener y potenciar las semillas autóctonas de Chile, adaptadas a las condiciones climáticas y culturales específicas del país” explica.
Aunque comenzaron como un grupo reducido, la cooperativa ha experimentado un crecimiento significativo a lo largo del tiempo, expandiéndose a nueve regiones de Chile y reuniendo actualmente a 34 familias guardianas que comparten el compromiso de preservar la biodiversidad agrícola y promover la seguridad y soberanía alimentaria a través del cuidado de semillas tradicionales. Semilla Austral ha evolucionado desde sus primeros días, enfrentando desafíos y adaptándose para cumplir su misión de manera efectiva, la que radica en la revalorización, reproducción y recirculación de semillas tradicionales, contribuyendo así a la preservación de la diversidad agrícola y al fomento de la agricultura ecológica y sostenible. “Estas familias guardianas desempeñan un papel vital al mantener viva la memoria cultural de las semillas, transmitiendo conocimientos generación tras generación”, comenta Valentina.
Asegurando la calidad de las semillas
Una iniciativa clave desarrollada por Semilla Austral es su Sistema Participativo de Garantía Agroecológica de Semillas (SPG). Este sistema, implementado en 2019 y fortalecido en 2021, funciona como un mecanismo de certificación y control interno que vincula a los guardianes/as de semillas en la construcción de redes de apoyo e intercambio de conocimientos. El SPG asegura la calidad agroecológica y orgánica de las semillas de manera integral, proporcionando a la comunidad la garantía de que las semillas adoptadas prosperarán de manera saludable, vigorosa y fiable.
Vives explica que, en términos prácticos “el SPG acompaña los procesos deselección, siembra, manejos de campo, crianza, cosecha, limpieza, secado y almacenamiento de las semillas. En estos procesos se busca asegurar la germinación, la viabilidad, el vigor genético, la sanidad, el calibre, el origen y la heredabilidad (pureza varietal). La labor del guardián/a de semillas incluye la observación de atributos específicos, la selección para cosecha de las plantas más vigorosas, la incorporación de prácticas que prevengan o traten oportunamente plagas y enfermedades, la crianza de una comunidad numerosa de plantas de la misma variedad para asegurar pureza y vigor y evitar cruces entre otras. Estas semillas luego convergen en una casa comunitaria o «faro de semillas» donde se almacenan los lotes cada año, se envasan y se re-circulan a través de venta, préstamos y donaciones por todo Chile. La información asociada a cada semilla, como su origen, características y proceso de cultivo, se comparte para promover el conocimiento y la conexión con la naturaleza”.
Para evitar que las semillas se pierdan, estas deben siempre viajar con sus saberes asociados. Es por esto que la cooperativa creó la Enciclopedia Etnobotánica, una poderosa herramienta que busca acompañar los procesos de cuidado de semillas y cultivos, y que además cumple la función de catálogo.
Preservar y propagar semillas mediante el SPG asegura que la base de la alimentación, que es la semilla tradicional campesina se mantenga, se adapte y evolucione de la mano de las y los campesinos de Chile, aportando una alimentación sana, diversa, justa y resiliente. El SPG como herramienta de fortalecimiento organizacional no solo asegura la conservación de la biodiversidad agrícola y la memoria cultural, sino que también contribuye significativamente a la seguridad y soberanía alimentaria. La agroecología y la soberanía alimentaria implican garantizar el acceso a alimentos nutritivos, variados y culturalmente significativos.
Recientemente, Semilla Austral logró un hito significativo para impulsar el SPG al adjudicarse el Fondo Común Regenerativo de Fundación Lepe. Este apoyo constituye un respaldo fundamental para sus esfuerzos de mejora continua y expansión. Con él, la cooperativa planea fortalecer tanto técnica y organizacionalmente a las familias que conforman el nodo sur (regiones de la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos). Este fondo proporcionará los recursos necesarios para avanzar rápidamente en iniciativas que, de otro modo y debido a las grandes distancias que separan a las guardianas/es de semillas, podrían llevar años en concretarse, aportando así a la consolidación del compromiso de Semilla Austral con la preservación de semillas y la construcción de una red humana que trabaje por sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles.
“Los organismos extremófilos tardaron millones de años de adaptación y evolución a las condiciones extremas que habitan, hoy la humanidad tiene poco tiempo para adaptarse a los efectos del cambio climático que ya se sienten, y que acentúan la crisis multisistémica que vivimos. La agricultura cumple un rol fundamental, y con ella las semillas que cuidamos y mantenemos como humanidad. Este trabajo no podemos hacerlo de forma individual, el colectivo requiere de articulación, de solidaridad, de ayuda mutua. Las semillas son un bien común, junto al agua y al suelo son la base de nuestra adaptación y supervivencia. Fondo Común Regenerativo de Fundación Lepe, al apostar por nuestro proyecto, nos da el impulso que necesitamos para avanzar juntos/as, gradualmente pero sin pausa, en mejorar nuestro sistema cooperativo mientras mejoramos nuestros agroecosistemas impactando de mejor manera en la regeneración ecológica y social del país” indica Valentina.
Es en ese marco que Semilla Austral acaba de terminar las dos primeras actividades del proyecto, su gira técnica, en el Centro de Aprendizaje Agroecológico Mongelechi Mapu reuniendo a sus asociados y extendiendo la invitación a toda la comunidad, para compartir su experiencia en el manejo ecológico poscosecha de semillas abordando todo el ciclo de cuidado de la semilla desde el diseño predial, pasando por el cultivo, selección, cosecha y almacenamiento. Todo lo anterior facilitado por sus socios Gerardo Jara y Lilian Barrientos, con ejemplos y técnicas sencillas de bajo costo, que la pareja ha practicado y mejorado por casi 40 años, siempre bajo la mirada de la realidad de familias campesinas. Junto a la gira técnica, Semilla Austral convocó un encuentro de fortalecimiento organizacional para reflexionar y trabajar sobre el concepto de calidad en semillas, tarea que en sus palabras “es tan motivador, fundamental, como desafiante ya que estandarizar cualidades en un abanico de diversidad biológica, cultural y territorial requiere de mucha dedicación, cariño y ética” relata Andrea Leiva, socia y parte del equipo gestor del proyecto SPG.
Al preservar semillas tradicionales y fomentar la diversidad de cultivos, Semilla Austral juega un papel esencial en Chile en la construcción de sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles, capaces de enfrentar los desafíos derivados del cambio climático y otros factores adversos. Este compromiso va más allá de la preservación de la biodiversidad agrícola: es una respuesta integral a los traumas causados al planeta y a la sociedad. Semilla Austral invita a quienes trabajan con semillas agroecológicas a unirse a esta noble causa, contactándolos a través de Contacto@semilla-austral.coop y siguiendolos en sus rrss @semilla_austral.coop. La labor de esta cooperativa representa una esperanza para revertir el daño y construir un futuro más sostenible y resiliente.